El aroma del pan

“Mujer“, dijo el panadero, “me vuelvo más viejo y mis fuerzas están disminuyendo. Durante toda mi vida he hecho el pan para el pueblo. La gente venía aun de lejos para comprar mis panecillos. ¿Y cuando llegue el día en que yo tenga que dejar para siempre el cuenco de la amasadura, quién seguirá llevando el negocio?” Los dos no tenían hijos.
“Anda”, habló la mujer, “busca a un hombre joven que te eche una mano y a quien puedas enseñarle todo en cuanto a tu arte. Cuando seas viejo y ya no puedas trabajar, él podrá continuar con la tienda y estarás orgulloso de él como de tu propio hijo.”
Dicho y hecho. El panadero hizo divulgar por los pueblos vecinos que buscaba a alguien al que le gustase hacer pan y que quisiera aprender este oficio de él.
En los días siguientes se le presentaron cuatro hombres jóvenes, y no sabía por cuál decidirse. Como la decisión le resultaba tan difícil, acudió a su esposa y le preguntó a ella lo que podía hacer. Dijo esta: “Haz venir a todos otra vez. Te diré a quién vas a tomar.”
Entonces el panadero pidió a los cuatro hombres que viniesen de nuevo. El primer hombre se presentó y la mujer le preguntó: “¿Por qué quieres hacerte panadero?”
“Me gusta madrugar y me gusta acostarme temprano. Y un panadero se entera muy pronto de todas las novedades que se cuentan en el pueblo y en sus alrededores.”
Vino el segundo y la mujer le preguntó: “¿Por qué quieres hacerte panadero?”
“Mis padres son difuntos y tengo que mantener esposa e hijos.”
Vino el tercero y le preguntó: “¿Por qué quieres hacerte panadero?”
“Lo considero un honor hacerle a la gente el pan que dios nos ha dado.”
Vino el cuarto, y a él no le preguntó nada.
“Tomamos a este”, le dijo a su marido.
“¿Y por qué a él?”
“Al entrar aspiró profundamente el aroma del pan.”

(Por Stefan Hammel, traduccíon: Bettina Betz)

Africa

This therapeutic story can be used for supporting learning in general, as well as re-learning abilities after a health problem. For example, it can be applied quite beautifully with stroke patients. Obviously, it is also indicated as a story supporting change and developement with anyone who has got a strong biographical link to Africa. Of course, instead of Africa, other continents or regions of the world can be used, in order to adapt the story to individual needs. The reason why I chose the mapping of Africa as the key focus of this story is, that on maps Africa has the shape of a head or scull and thus points to brain functions.

Maps have existed for millennia but there a big differences between modern maps and those from dating from earlier centuries. For example, three hundred years ago, if a publisher printed a map of Africa, it had big white patches on it. ‚Terra incognita’ was marked on it; unknown territory. The coasts were then largely free of such white spots, but the interior of the continent was still a single, large white patch. However, many researchers undertook trips into the heart of Africa and what they learned there, they reported to the cartographers who diligently recorded everything. Land and water routes were discovered. The turns of each river were researched and drawn. The names of the settlements were recorded and the names of the tribes written down. The white patches on the map became smaller and smaller. The parts of the country that were explored and known steadily grew. Finally, the white spots disappeared completely. The whole of Africa was mapped.

Coger zarzamoras

Cuando era niño, a menudo ayudaba a mis padres en el jardín. Me acuerdo de como mi padre me instruyó a cosechar zarzamoras: “Toma una mora en la mano y tira un poco de ella. No fuertemente, solo un poco. Si está madura, cae en tu mano por sí misma. Si no se suelta por sí misma, déjala. Todavía tiene un sabor agrio.”

La brizna de pasto en el desierto

Un hombre estaba atravesando el desierto. Al rededor de él no había nada más que arena, piedras y rocas, el cielo azul reluciente y el sol ardiente. En la mitad de su camino se le ocurrió descansar y buscó un lugar adecuado. Un poco lejos del camino encontró un peñón que le podía ofrecer sombra durante su descanso. El hombre se acercó. Al llegar vió algo raro: En la sombra de le roca crecía una brizna de pasto, de hecho.
“¡Qué sorpresa! ¿De dónde vienes tú?”, le preguntó el hombre. Después se rió de si mismo:
“Estoy tan solo que empiezo hablar con la hierba. Será mejor examinar de donde viene ella.”
Excavó la plantita de la arena y la puso al lado cuidadosamente. Después empezó a cavar más y más profundamente. Aunque no tropezara con un manantial brotante, en ese lugar el suelo estaba verdaderamente mojado. Cuando el hombre de nuevo se puso en camino no olvidó de reponer la brizna en la tierra mojada. Con unas piedras construyó un pequeño muro para proteger la planta contra la desecación por el viento caliente del desierto. Después siguió caminando.
Al regresar pasó por el mismo lugar. Por supuesto miró si su pequeña planta estaba viva. Se alegró mucho: La brizna se había vuelto en un verdadero pequeño manojo de hierba. El hombre cavó un poco más profundamente y llegó a una parte aun más mojada de la tierra. Con un pañuelo, dos palos y unas piezas de cuerda, que había traído para el regreso, mejoró la protección de su planta contra el viento.
Muchos años después un amigo del hombre tuvo que atravesar el mismo desierto. Entonces le pidió a su amigo: “Pues mira qué fue de mi planta – si todavía existe.” El amigo se lo promitió. Cuando éste volvió del viaje le contó: “Tu manojo de hierba se ha vuelto en una pequeña pieza de prado. Otros viajeros han encontrado el lugar. Han subido el muro y puesto más palos con pañuelos. Alguién ha cavado un pozo y lo ha cubierto con una pieza de cuero. Al lado del pozo crece una hermosa higuera . En sus hojas canta un grillo.”

Everything Else

In a land in our time there lived a man, who read a book and found lots of wonderful stories therein. There were true and invented stories, experienced and pensive, enjoyable and painful stories. There were stories which contained stories, and such which were actually not stories. For every story he read, there occurred to him nearly five which he had either experienced or thought up himself. So the thought came to him, that a lot in the world was a story which could be healing for himself and others; he only needed to absorb the healing stories well and to forget the terrible ones immediately. Then he would learn which story he had used when and for what. So he organised his own stories which he knew, and which had become a help to himself and others, or could become so. Sometimes he noted it down when a new story came to his ears and sometimes when a helpful story occurred to him, he memorised it.

Then he saw before him in a picture the storystories of this life arranged in long shelves, as in a large pharmacy. And behind the counter there sat a man who had learnt to listen to himself and others. He was a master of his subjectspecialty. His talent was that he understood how to tell the right thing at the right time to himself and to those who visited him.

Horse and Rider

I watched a rider training a horse. The lady was short and dainty. The gelding she rode was full of energy. He could have thrown her off his back any time, but this was not what it was about. Two souls were wrestling with each other. “Who is in the lead?” This question filled the air. The woman took her time with the horse. She wanted to tame the horse yet not break its spirit. She wanted its respect and trust. In the end she won the wrestling match and I believe they were both happy.

Safety Measure

“Good morning everyone. On behalf of the captain and the crew I would like to welcome you all on board of our flight 714 from Frankfurt to Madrid…” The friendly voice of the flight attendant introduced us to the safety regulations on the plane. As requested I put my seat upright and buckled my seat belt. I looked out of the window where the runway seemed to move backwards at a slow pace. I heard the friendly voice say “In case of loss of air pressure in the cabin, oxygen masks will fall from an opening above your seat. You can adjust the mask to fit by using the elastic strap. Press the mask tightly to your face and breathe deeply and calmly. Travellers with small children: Please put your mask on first, then that of your child.” I looked at the seat next to me where my two year old girl sat nestled into her blanket, and I wondered: “Would I follow these instructions?”